¿Qué significa hacer política educativa hoy en México? Una conversación con Marcelino Guerra Mendoza

En un contexto donde hablar de “política” suele remitir de inmediato a partidos, elecciones o pugnas ideológicas, vale la pena detenernos y repensar el significado de este concepto dentro del ámbito educativo. El profesor Marcelino Guerra Mendoza, docente-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, nos invita a hacer justo eso: pensar la política no como un simple instrumento de poder, sino como un entramado complejo donde confluyen intereses, actores, reformas, resistencias y significados. En entrevista para Aidu al aire, nos compartió su mirada crítica sobre la política educativa en México, los desafíos de las reformas al artículo 3° constitucional y la situación actual de la UPN.

Política educativa: mucho más que una técnica tecnocrática

Marcelino Guerra explica que su campo de trabajo consiste en el análisis de la política educativa desde una perspectiva crítica. No se trata, dice, de un simple diseño tecnocrático ni de aplicar mecánicamente un “ciclo de política pública”. Más bien, lo que le interesa es “ubicar cuáles son los problemas, cómo se han construido, de qué manera se han configurado y cuáles son las distintas aristas que van haciendo estos planteamientos”, con especial atención en cómo estas políticas son vividas en la práctica cotidiana.

Uno de los puntos clave que aborda es la aparente transformación del concepto de “calidad educativa” —insignia de la reforma del sexenio de Enrique Peña Nieto— hacia el concepto de “excelencia” en la reforma del 2019 promovida por la administración de López Obrador. Para Guerra, no hay una ruptura sustancial entre ambas: “Es un planteamiento muy similar que manifiesta una continuidad con lo que venía configurándose como la reforma del 2013 que se le llamó neoliberal”.

En esa continuidad, señala, se mantienen estrategias como la evaluación docente, la lógica de competencias y una visión centrada en el rendimiento, más afín a las exigencias del mercado laboral que a las necesidades formativas reales de los estudiantes. “Se habló de la revalorización del magisterio, pero vemos actualmente que es más bien la desvalorización del magisterio”, puntualiza, refiriéndose a las actuales movilizaciones docentes en demanda de mejores condiciones laborales.

Confusión entre gobierno y Estado: una trampa discursiva

El profesor también cuestiona cómo la ciudadanía tiende a confundir gobierno con Estado. En sus palabras: “Hoy en día hemos llegado a la perversión de confundir Estado y gobierno. Pensamos que el Estado mexicano es el gobierno de Morena”. Esta confusión, alimentada por discursos oficiales, reduce el debate público y encierra la política educativa dentro de los márgenes del partido en el poder, ignorando que el Estado tiene múltiples poderes e instituciones que deberían operar con autonomía.

Esta visión limitada, explica, impide comprender que “los problemas educativos que se van a atender durante el sexenio son los que construye ese grupo político que ganó la elección”. Y con ello, la agenda educativa se vuelve una extensión de intereses partidistas, dejando de lado diagnósticos serios, continuidades institucionales o verdaderos consensos sociales.

¿Qué queda de la Nueva Escuela Mexicana?

Uno de los momentos más críticos de la entrevista fue cuando Guerra reflexionó sobre el futuro de la llamada Nueva Escuela Mexicana. Ante la pregunta de si esta propuesta se está desdibujando en la actual administración de Claudia Sheinbaum, el profesor fue contundente: “Sí podría apreciarse cómo se va desdibujando… pero primero habría que ubicar desde qué perspectiva de escuela mexicana nos estamos refiriendo, porque hay como tres versiones”.

Desde su perspectiva, lo que permanece en la ley —particularmente lo establecido por Esteban Moctezuma en la Ley General de Educación— sigue replicando el enfoque de calidad educativa de gobiernos anteriores, mientras que iniciativas como el plan de estudios 2022 y los nuevos libros de texto, aunque intentaron una ruptura, han enfrentado resistencias y contradicciones internas. “El desdibujamiento que tú planteas… viene desde atrás, desde antes”.

Investigar en la UPN: una tarea de resistencia

El cierre de la entrevista giró en torno a la situación actual de la Universidad Pedagógica Nacional. Marcelino Guerra no escatimó palabras para señalar que el deterioro institucional es evidente. “Quien está al frente… no ha tenido una gestión institucional que potencie la universidad hacia el sistema educativo”. Pese a ello, afirma con claridad que las y los docentes e investigadores de la UPN continúan comprometidos: “Nunca vamos a decir que no somos de la universidad… pero tenemos que hacerlo de nuestro gusto, de nuestro propio interés”.

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